lunes, 27 de noviembre de 2006

El aporte de Gramsci: "La crisis orgánica en Argentina"


Antonio Gramsci fue un dirigente, intelectual y activista marxista italiano que desarrolló la parte más significante de su teoría política en las cárceles del fascismo italiano. Primero fue el fascismo quien lo condenó al presidio, luego sería el estalinismo el que lo condenaría al ostracismo hasta las décadas del 60 y 70.

Tamaña obra no podía mantenerse oculta. El desarrollo del nuevo marxismo –liberado del soviético- permitió que conozcamos la obra de uno de los intelectuales más importantes del siglo XX.

Este rescate fue y es muy útil para los “movimientos de sociales”. Si bien Gramsci escribió en otra época histórica, si bien no alcanzó a ver al capitalismo avanzado y al neoliberalismo ni la globalización, sus teorías tienen tal magnitud y trascendencia que son muy útiles para interpretar la realidad.

Tal ves el concepto gramsciano más importante es el de "crisis orgánica". En palabras del propio Gramsci: "la crisis orgánica se provoca cuando los viejos dirigentes intelectuales y morales de la sociedad sienten que se les hunde el terreno bajo sus pies(...) piden al estado que adopte medidas represivas y se constituyen en un grupo de resistencia apartado del proceso histórico real, aumentando de este modo la duración de la crisis, porque el ocaso de un modo de vivir y de pensar no puede producirse sin crisis".

La crisis orgánica provoca una desvinculación de los gobernantes respecto de los gobernados, una crisis no coyuntural sino orgánica –estructural- que afecta los consensos y por lo tanto la Hegemonía. Esta crisis si bien parte de lo económico, va mucho mas allá de ello cuando entran en crisis los valores, las creencias y las formas de vida prevalecientes hasta el momento. Pueden conducir a una revolución, cambio estructural, como pueden ser la ocasión de volver a dejar el poder en manos de los que estaban.

Es decir, la crisis orgánica o hegemónica es esencialmente una crisis de legitimidad y de consenso de un modelo de sociedad. Gramsci aclara que si bien esta crisis tiene características de fondo, no significa el inexorable triunfo de los proyectos revolucionarios. Las crisis orgánicas pueden terminar en la instauración de un poder revolucionario o en la restauración del sistema. El concepto de restauración aparece asociado a la idea de la "reforma o maquillaje del capitalismo".

Si bien lo que hablamos hasta ahora gira alrededor de la teoría ¿cuanto de esto encaja en la realidad actual de nuestro país? ¿Encuadra el concepto de "crisis orgánica" en nuestra realidad? Creemos que si, aunque ningún concepto debe ser tomado sin una adaptación a las circunstancias de época. Por ejemplo, cuando Gramsci hablaba de las posibilidades de instauración de un poder revolucionario se refería a un estado obrero y proletario. Tal ves hoy nosotros deberíamos verlo desde otras perceptivas, incorporando a la teoría de Gramsci la idea del poder como relación social, como construcción colectiva y no como elemento material. Pero en aquel momento Gramsci ¿podía imaginarse la construcción de otro poder?

No existe en nuestro análisis una intención maniqueísta, que sería muy deshonesta. La intención es tomar las herramientas intelectuales adaptándolas –en la medida de lo posible- a nuestra realidad. Reconocer la historicidad de los procesos sociales.

¿No vive el sistema económico, social y político en Argentina una crisis orgánica?. Creemos que si. La crisis orgánica es una crisis de consenso, de credibilidad y legitimidad. En nuestro país los modelos económicos implementados en los últimos años son rechazados por la población, ya no hay lugar para que se propongan las teorías ortodoxas de mercado de la década del 90. Desde lo político la crisis del "sistema de partidos" y de la "democracia representativa" es enorme e inédita. En ningún país de América Latina como en el nuestro son tan cuestionados los partidos, los sindicatos tradicionales y el Estado. La "sociedad civil" argentina no se siente representada por sus dirigencias políticas. ¿Pero entonces porque las sigue eligiendo? Porque hablamos de procesos, de crisis que pueden durar años. La gente vota porque esta obligada a votar, porque el sistema le a creado esa gimnasia, pero ¿vota creyendo que algo va a cambiar?

En las últimas elecciones legislativas –octubre de 2005- el 35.4% de padrón no fue a votar, y un 9% votó en blanco. Los candidatos de Kirchner no superaron el 26% de los votos y ningún candidato de la oposición superó el 10% de los votos. Los porcentajes que daba el gobierno –que hablaban de un respaldo del 40%- eran engañosos porque los obtenían teniendo en cuenta las personas que fueron a votar y no el total del padrón.

Como nos dice Gramsci con enorme lucidez: "las "crisis orgánicas" se producen cuando lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer". Aquí hay algo muerto, que huele a podrido: el modelo neoliberal y la democracia representativa. Y algo que quiere nacer pero no puede: la nueva sociedad que se construye desde abajo, desde los colectivos y movimientos que están buscando la forma de hacer encajar las distintas voces y tonalidades que las constituyen.

Sin duda el hecho trascendental que nos hizo comprender en forma cruda y salvaje la crisis orgánica del sistema en Argentina fue el 19-20 de diciembre de 2001. Pese a que no generó un cambio revolucionario gestó nuevas formas de pensar lo político y lo social. Nada será igual después del 19-20 de diciembre. Allí surgieron nuevas formas de representación política, como las Asambleas Barriales y Populares. El 19-20 de diciembre fue un hecho histórico fundacional.

Vimos en carne viva la "crisis orgánica". ¿Pero que pasó después?. El sistema logró restaurase. Los movimientos sociales y políticos no fueron capaces de generar un cambio revolucionario. Pasar –en palabras de Gramsci- del "momento productivo" al "momento político". El sistema logró restablecerse con la llegada de Kirchner que cumple el rol de contenedor de la crisis. Es el "restaurador".

Sin embargo la "crisis orgánica" esta viva. Solo esta apaciguada temporalmente. Será necesario que los movimientos sociales y los sectores progresistas en Argentina construyan poder, reagrupen sus fuerzas y construyan una Hegemonía nueva.

El aporte de Gramsci es tremendo. Principalmente porque con el recuperamos la dimensión de lo político. Lo político vuelve a estar vivo. Lo político por encima de lo económico –análisis objetivista del marxismo tradicional- y de lo filosófico –desviación de algunas concepciones posmodernas-.
Para construir Hegemonía hay que hacer política. Hay que unificar el Bloque Histórico, hay que unir los particularismos. Con Gramsci la política sale del ostracismo. Sale del placar del capitalismo.

Fuente: La reconstrucción de la sociedad civil desde los movimientos de resistencia en la Argentina. Autores: Hugo Calello y Susana Neuhaus/ Informe "Primeras precisiones sobre el resultado electoral"/ Instituto de Estudio y Formación (IDEF) de la CTA.

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